Escribir,Escribir,Escribir.
Lo único que necesito, lo único de lo que no me cansaré nunca, yo soy palabras.. estoy echa de palabras, las necesito para vivir. Necesito expresar todo lo que se me viene a la mente, que mis sentimientos queden en el recuerdo de alguien.. aunque solo sea en TU recuerdo. Necesito que aunque sólo sea por una milésima de segundo sientas lo que yo siento cada día.. felicidad, nostalgia.. palabras contradictorias que se unen en un mismo contexto.
ATENCIÓN:
Esta aventura no se acaba aquí, si queréis visitar un lugar lleno de fantasía, amor pero sobre todo MUCHA magia no dudéis en hacer ¡clic!
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lunes, 5 de abril de 2010

un gran besito de esquimal para ti si lo lees entero :)

Querido tú:
Todo ha cambiado. Desde que tú no estás, desde que te fuiste, mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados. No sabes la de cosas que te estás perdiendo, cada vez somos más en la familia. No sabes la cantidad de momentos que nunca podré relatarte, ni describirte. No sabes la cantidad de sentimientos que puedo tener en un solo día y que no puedo mencionarte.
He de decir que paso por un periodo de tranquilidad, estabilidad es la palabra. Ahora me resulta gracioso, porque sabes que siempre que mamá dice eso aparece una llamada de una persona del pasado para preguntar y saber. Cotillear. Como ya se sabe, antes de la tranquilidad ha venido el desequilibrio, y también he tenido que pasar por eso. El embravecido mar no ha dado ni un respiro. Estoy en cuarto, cuarto de eso. Y me parecía grande llegar a sexto de primaria o entrar en primero de la eso. Tú sabes mejor que nadie que no soy capaz de darme cuenta de que estoy creciendo, que no asimilo que los años pasan, los cursos pasan y tú no estás. En realidad aún me parece una cifra grande, pero ya no tengo ese sentimiento raro, es difícil de explicar la verdad. Sin embargo, me lo tomo con calma, ya sabes cómo soy para los estudios: me agobio con facilidad y me cuesta sentarme en frente de un libro, no obstante, el año pasado tuve serios problemas con los agobios y el nerviosismo. Finalmente, he conseguido controlarlos, aunque muchas veces, son ellos los que me dominan a mí.
Conocí a grandes personas, y sí, es cierto, siempre que entra alguien en mi camino digo que son grandes, pero tito, estas lo son de verdad. Me llevé muchísimas decepciones de amigas que luego se quedaron en el tiempo. Mis niñas. No sabes lo grandes que son, lo que me hacen reír. No sabes lo que disfruto a su lado. Son increíbles. De veras. Como bien sabes las personas incondicionales se cuentan con una mano y sobran dedos.
Mención especial merece ÉL. No sabes la sonrisa que me dibuja. No sabes las ganas y las fuerzas que consigue transmitirme con sólo una mirada. Es especial. Muy especial. Supongo que ahora entiendo todo lo que me cuenta mamá sobre cómo se sentía cuando conoció a papá. Pensaba que esa clase de amor sólo estaba en las películas, y que sería uno entre un millón, vosotros seríais la excepción. Pero la entiendo, entiendo cada palabra que sale de su boca al hablar de vuestro amor. Y me llena de satisfacción pensar que siento aunque sea una pizca de lo que tú la hacías sentir. Me alegra y a la vez me aterra.
Los tres estamos bien, somos felices, disfrutamos de los pequeños momentos. Ya no nos peleamos tanto como cuando éramos pequeños, aunque sí hay veces en las que desearíamos matarnos. Sé que no soy fácil de soportar. En cuanto a mamá, prefiere no meterse, dibuja una mueca inexpresiva y pasa del tema. Pese a los roces que la convivencia pueda crear, nos reímos como locos con cualquier tontería, compartimos cada día, disfrutamos y sentimos. Somos tres y una piña y esto no lo puede romper nadie.
Como ya te dije echamos de menos de formas diferentes. Llevo un tiempo acordándome de ti, contándoles a las personas que me escuchan con una sonrisa lo que hacías al llegar a casa, o cómo te comportabas cuando te daba las notas. No es novedad el echarte de menos. Es raro, pero siento que puedo comunicarme, que puedo hablar con otras personas de ti, de lo que fuiste, de lo grande que te hiciste. Sabes que fuerzas para eso siempre me faltaron, pero ahora no sé de donde las saco, supongo que la calma que estoy viviendo ayuda a hablar de ti.
No sé qué más decir, el tiempo ha pasado para todos y cada uno ve la vida desde una perspectiva diferente aunque supongo que tenemos sentimientos muy iguales respecto al mismo tema.
Para terminar, sólo me queda pedirte que le des un achuchón bien grande a quien tu y yo sabemos. A la pequeña también se la echa de menos. Recuérdale que todavía sonreímos cuando nos acordamos de sus andanzas, de sus tonterías de niña pequeña. La inmortalizamos así, llena de vida, carismática y risueña. Y recordad que os queremos, como el ángel que un día fuisteis.